3. Cuenta atrás

Aquella mujer seguía siendo atractiva, a pesar de que el paso de los años había palidecido sus facciones y endurecido sus rasgos. Mantenía, cuanto menos a mis ojos, una belleza sin estridencias, aunque palpable, fruto sin duda de la genética, pero también de una vida dedicada a cuidarse. En su juventud había sido una chica alocada, de esas que viven cada día al límite sin reparar en las consecuencias de sus actos. Las canas le habían otorgado una sensatez y una sensibilidad profundas; así, todo ello conformaba una personalidad penetrante que atraía a cualquiera que se acomodara a su alrededor.

La vida la había tratado bien, por así decirlo. Por eso, cuando una buena mañana un hombre joven, completamente vestido de negro, se presentó ante su puerta, supo que había llegado el momento: la cuenta atrás estaba en marcha.

Publicado por

Javier Sánchez Bernal

Licenciado en Derecho, Máster Universitario en Corrupción y Estado de Derecho y Doctor por la Universidad de Salamanca. Líneas de investigación: Derecho penal económico, Derecho y deporte, corrupción pública y privada. Proyecto de escritor.

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