21. Cuento de Navidad

La nieve había acudido puntual a su llamada. Algunos niños correteaban por las calles, mientras otros se divertían creando esmerados muñecos y creando figuras de ángeles en el suelo. Los adornos de Navidad, y las luces, daban a aquel pequeño pueblecito una estampa singular, ideal para cualquier calendario o postal de recuerdo.

Un grupo de personas, ancianos, hombres y mujeres adultos y niños, ensayaban a coro bonitos villancicos frente a la fuente de la plaza principal, mientras un nutrido grupo se arremolinaba alrededor, acompañando la música con palmadas y panderetas.

Yo miraba, melancólico, aquel paisaje desde la ventana de mi buhardilla. Siempre había disfrutado mucho de aquellas fechas pero, desde que ella se fue, no tenía nada que celebrar. Para mí, aquel momento solo era una triste y gris Navidad.