Cruzando el Charco.
Día 1. Béjar (Salamanca) – Madrid, 26 de junio de 2019.
Echar un último vistazo a la maleta, guardar toda la documentación… Pasaporte listo. Los nervios previos a un gran viaje hacen su aparición, pero los agradezco: me ayudan a estar alerta y a ser resolutivo. El corazón latiendo a mil por hora, expectante y feliz: 10.560 kilómetros me separan de un sueño. Más allá del Atlántico, dos meses y medio para compartir nuestra felicidad y para crecer personal y profesionalmente. Llegar a Madrid. El viaje en coche ha concluido sin problemas, más allá del calor que asola la capital. El aeropuerto rebosa actividad; voces que van y vienen. Cada persona cuenta una historia que se cruza con la mía. Se anuncia mi puerta de embarque -S44-. Respiro hondo, sonrío y me coloco en la fila.
Estoy sentado en mi asiento, el 21 D del vuelo LA 705 de LATAM, con destino a Santiago. Y mientras me despido de España, pienso en esos ojos que me esperan en la capital chilena y muero de felicidad, y de amor. ¡Despegamos!
Día 2. Santiago de Chile, 27 de junio de 2019.
7:35 de la mañana. He pasado, en apenas unas horas, de un caluroso inicio de verano en el hemisferio norte a los poco más de 5º C que me reciben en Chile. Tras pasar el control fronterizo, recojo mi maleta y, a pesar del cansancio por el largo trayecto, me siento lleno de vida cuando un abrazo largo, intenso y mágico me da la bienvenida. Estoy donde y con quien deseo estar; ¡infinitamente feliz!
¡Una nueva aventura acaba de comenzar! ¡Vamos con todo!