La Buena Noticia

Participo, con este post, en el desafío Microrretos: ¿Y si…?, propuesto por David Rubio en el blog ‘El Tintero de Oro’, el cual consiste en crear una ucronía. Si bien el autor lo explica fantásticamente en su entrada (que os invito a leer), no está de más echar un vistazo al Diccionario de la Lengua Española para descubrir en qué consiste este recurso:

ucronía

1. f. cult. Reconstrucción de la historia sobre datos hipotéticos.

Así pues, el reto lanzado por David consiste en crear un microrrelato, de hasta 250 palabras, cuyo argumento sea consecuencia de que un suceso histórico hubiera ocurrido de una forma distinta a como sucedió (este hecho histórico modificado constituye el denominado punto jonbar).

Vamos, entonces, con mi microrrelato titulado «La Buena Noticia». ¡Espero que lo disfrutéis!

Punto jonbar: ¿Y si Dios es mujer?

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ΙΧΘΥΣ, Ἰησοῦς Χριστὸς θεᾶς Υἱὸς Σωτήρ.

La brillante arqueóloga, de origen hispano israelí, abrió intensamente sus ojos al terminar de traducir la última línea de aquel vetusto códice.

“Jesucristo, Hijo de… ¡la Diosa!, Salvador. ¡Es increíble! Así que esta es la traducción correcta del acrónimo que utilizaban, como símbolo secreto, los primeros cristianos”, pensó, mientras fotografiaba el imponente hallazgo con mano temblorosa.

Había dedicado más de veinte años de su vida a estudiar las costumbres de aquellas primeras comunidades que profesaban su fe en la clandestinidad antes del Edicto de Milán. Y ahora, cuando estaba a punto de rendirse, la Verdad le había sido revelada: cuánto dolor, cuántas guerras y destrucción perpetrados por la Humanidad podrían haberse evitado.

Descubrir a Dios Madre suponía una auténtica revolución: era el camino para luchar contra el retrógrado patriarcado y el machismo imperantes todavía en las grandes religiones monoteístas. Y, más allá de cualquier credo o espiritualidad, poder demostrar que la tradición antigua giraba en torno a la obra de la Creadora rompería los esquemas de nuestra Historia.

Un sinfín de pensamientos se agolparon en su cabeza: el pecado original nunca habría existido; tampoco las brujas, los herejes ni los autos de fe. La Inquisición no habría sometido Europa durante siglos ni auspiciado el genocidio indiscriminado en el continente americano. La Biblioteca de Alejandría habría podido mantenerse en pie y, con ella, la pretérita batalla entre ciencia y religión habría carecido de todo sentido…

Era la hora. Estaba exultante, a la vez que aterrada.

(250 palabras sin contar el título)