Como cada mes, es un placer participar en el reto «Escribir jugando» propuesto por Lídia Castro en su blog.
Para la creación de este microrrelato, he utilizado tanto la imagen de la carta como el objeto del dado, un ojo. Además, he seguido el desafío opcional: que aparezca en la historia algo relacionado con la máquina de escribir (año de creación, inventor o la propia máquina).
¡Espero que os guste!
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Desempolvó la vieja máquina de escribir del abuelo y se arrebujó bajo la manta, deleitándose con la embriagadora fragancia de su té Matcha y con un ojo puesto más allá del alféizar de la ventana, en busca de inspiración. Desde hacía meses, su mente se había convertido en un tiovivo de anhelos, frustraciones, euforia y deseo: la prematura muerte de Kimberly y la abrupta aparición de Jane en su vida miserable habían hecho saltar su calma por los aires. Su agente se había olvidado de él, pero había recibido la señal: de aquel ostracismo nacería el próximo éxito de ventas.
(100 palabras)
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Y esperemos que el relato fluya y sea un éxito de ventas. Muy bueno Javier, acomodaste todos los elementos del reto de una forma agradable. Saludos.
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¡Muchas gracias por tu comentario, Ana! Ya quisiera yo tener esa facilidad para crear… pero me alegra mucho que la lectura te haya resultado agradable. Un saludo.
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Wow, muy ingenioso el udo del tiovivo, sí señor. Me gusta la preparación del contexto: la manta, el té matcha (que me encanta) y la vista a través de la ventana buscando inspiración. Nos has dibujado perfectamente la situación a los lectores. Muy buen trabajo. Un abrazo y gracias por tu aporte.
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¡Muchas gracias, Lídia! Dudé mucho si utilizar «tiovivo» o «carrusel», porque me parecía que ambas podían encajar. Finalmente, «tiovivo» me pareció más expresiva. Muchas gracias a ti, por tu comentario y por esta nueva oportunidad. Un fuerte abrazo.
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