¿Próxima parada?

¡Hola, hola! Tras unas semanas de escasa actividad en la Buhardilla (los quehaceres y responsabilidades mandan) vuelvo para participar en un nuevo y complicado desafío propuesto por David Rubio en ‘El Tintero de Oro’. Se trata de los Microrretos: Un cadáver en el ascensor. En esta oportunidad, nos invita a crear un microrrelato de hasta 250 palabras (de género libre) en el que aparezca un cadáver en un ascensor.

Aunque no he cumplido el reto opcional («también puedes inspirarte en uno de los micros que participen para escribir una versión diferente del mismo (p.e. usando otro punto de vista, otra persona del narrador o bien cambiando el estilo narrativo)«), estoy deseando leer las aportaciones de la comunidad que, seguro, nos harán disfrutar y sorprendernos con grandes momentos de lectura.

¡Espero que os guste mi relato!

* . * . *

Imagen tomada de ‘El Tintero de Oro’

Tratando de sacudirme el viento y la lluvia de aquella mañana glacial, pulsé el botón del ascensor rumbo a la planta veinticinco para iniciar una nueva y tediosa jornada laboral. Un segundo antes de que las puertas se cerraran por completo, Lola accedió de un salto, dedicándome una de esas sonrisas capaces de derretir el tiempo.

—Vamos arriba, ¿verdad? —me preguntó, cómplice, exagerando un gesto de resignación.

—Sí… —tartamudeé, por toda respuesta.

Piso dos. Con el discurrir de los números me vino a la memoria aquella vez en la que estuve a punto de invitarla a un café, pero apareció Pedro, el tipo estirado de contabilidad, para reclamar su atención con algún asunto anodino.

Piso siete. ¿Por qué me fui de aquella fiesta de Navidad de la empresa, un año atrás? Ni siquiera sabía si ella estaba saliendo con aquel tipo de gafas de pasta; un presunto intelectual con pinta de esnob…

Piso quince. Quizás debería lanzarme y proponerle ir al cine. ¿Parecerá un cliché muy anticuado?

Piso veintitrés. ¡Piensa, piensa! Se me acaba el tiempo y solo Dios sabe cuándo volveré a tener la oportunidad de encontrarme con ella a solas. Un sudor frío, ridículo, perla mi frente, avergonzando la escasa entereza que simulo reunir.

Un timbre tenue anuncia el final. Se abren las puertas y Lola abandona, aturdida, el habitáculo. Observo, atenazado por el terror, el cuerpo inerte que yace en una esquina con el rictus desfigurado. No cabe duda: se trata de mi propio cadáver.

(248 palabras)

Publicado por

Javier Sánchez Bernal

Licenciado en Derecho, Máster Universitario en Corrupción y Estado de Derecho y Doctor por la Universidad de Salamanca. Líneas de investigación: Derecho penal económico, Derecho y deporte, corrupción pública y privada. Proyecto de escritor.

61 comentarios en «¿Próxima parada?»

  1. Hola Javier, en verdad que los retos de David dan para mucho. Me gustó tu propuesta, quizá le dio un paro cardiaco de la emoción y entre ese espacio amortiguado que será el vivir-morir ya no pudo más que verse sin poder hacer ya nada. Saludos.

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  2. Hola Javier , soy flor
    Y digo yo , ¿De que murió? Si aparentemente se ve que era un chico joven y no estaba enfermo de que falleció. Un relato que se le a buen ritmo y es ameno , saludos de flor.

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  3. Hay muchas formas de morir, incluida la frustración. Ese pobre hombre ya era una alma en pena cuando, entre tantas dudas, no acababa de decidirse. Espero que, por lo menos, resucite, je,je.
    Un saludo.

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  4. Hola, Javier. ¡Que ingenioso! Pensaba al leer cómo y cuándo aparecería el cadáver y al final era él. Seguramente sucumbió entre los pisos nueve a doce. Muy buen relato. Un abrazo.

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  5. Excelente micro, Javier! Me ha gustado mucho la estructura de párrafos por pisos que va subiendo el ascensor, le da mucho ritmo a la historia. Me ha encantado ese final abierto, en el que me pongo a imaginar que habrá pasado realmente y la causa de la muerte. Hasta el protagonista se ha visto a sí mismo, su cadáver, todo un ‘ghost’. Felicidades!

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  6. ¡Muy buen micro!, el protagonista estaba tan absorto en sus pensamientos que ni siquiera se dio cuenta que había muerto. Por otro lado, me dio un poco de lástima que no haya podido proponerle nada en vida. Como dice el refrán: No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy.
    Un saludo.

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  7. ¡Hola, Javier! Qué bueno! Nos queda la duda de cuanto tiempo llevaba muerto el hombre, o si se fue muriendo piso a piso ante la absoluta indiferencia de Lola. Desde luego el tiempo se le acabó sin decidirse. Me gusta especialmente que es de esas historias que dejan al lector dándole vueltas tras su lectura. Un abrazo!

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  8. Qué buen relato. Me ha parecido genial que sea el propio muerto el que se encuentra a sí mismo como cadáver, y me ha encantado esa reflexión sobre su relación, o falta de ella, con lachica a medida que avanzan los pisos. Enhorabuena.
    Un beso.

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  9. Hola, Javier. La inseguridad y el miedo al rechazo ha llevado a nuestro protagonista a la muerte. ¡Quién sabe! A lo mejor ahora, desde otro plano existencial, puede acompañar a Lola en sus idas y venidas al trabajo. Si ella no le coge fobia a ascensor, claro.
    Buen trabajo. Felicidades.

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  10. No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, el pobre hombre de tanto retrasarlo se quedó sin su cita, ¡Si tan solo se hubiera decidido unos segundos antes! al menos se hubiera ido satisfecho al más allá. Un relato que nos hace ver que en la vida no hay que pensarse las cosas demasiado, o simplemente terminarán por no suceder. Buen relato, Javier. Saludos.

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  11. Hola, Javier.
    Me has dejado loca con el final inesperado. Una vuelta de tuerca excepcional. Me ha encantado. A medida que marcabas los pisos iba pensando quién iba a ser el fiambre y no me imaginé que fuera el propio narrador. Sorpresa total. ¡Bravo!
    Un saludo.

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  12. ¡Me ha encantado! La redacción es exquisita y muy descriptiva de lo que está viviendo el protagonista. Aunque no sé yo si ligarse a Lola era una buena idea porque lo mismo es una psicópata y se lo ha cargado (me he quedado con ganas de saber de qué murió el pobre hombre).
    Genial micro.
    Un abrazo.

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