Primerizo y feliz (II): Felices los tres

20 de octubre de 2022

Sé que han pasado muchas semanas desde que te escribí la primera carta, hijo amado. Desde entonces, hemos acompañado, con tremenda alegría, cómo vas creciendo en el vientre de mamá. ¡Ahora sabemos que serás un niño! Probablemente, cuando crezcas nos preguntarás cómo decidimos cuáles serían tus nombres. El primero: Mateo. Lo tuvimos claro desde el principio. A mí me gustó desde siempre y cuando descubrimos que significa «regalo» o «don de Dios» entendimos que no había otro que definiera mejor cómo llegaste a nuestra vida. El segundo, aún no lo hemos concretado, pero seguro que aquel que elijamos será maravilloso, porque será tuyo.

Nuestra familia ha vivido muchos momentos preciosos en estas semanas. Voy a resumirlos, porque contarlos con detenimiento se haría, quizás, un poco extenso. El acontecimiento más bonito ha sido, sin duda, la celebración de nuestro matrimonio el pasado 1 de octubre. Tu mamá y yo nos casamos en vía civil en Iquique el 6 de agosto del año pasado, pero, debido a la pandemia por COVID-19, ni tu familia ni los amigos de España pudieron acompañarnos. Además, en este día inolvidable también estaba con nosotros gran parte de tu familia de Chile: tu abuelo Chin, tu abuela Paty, tu tía Janita y la amada prima, Agustinita. ¡No pudimos ser más felices! Estábamos radiantes, ¿a que sí?

¡Vivan los novios!

Además, unos días antes, el 28 de septiembre, tu papá superó con éxito las pruebas para ascender en la Universidad. ¡Ahora soy Profesor Contratado Doctor! Pero, querido Mateo, déjame decirte algo: ese logro no habría sido posible sin el apoyo, la comprensión y la infinita generosidad de tu mamá. Es la mejor compañera, esposa y madre que la vida pudo darnos. No lo olvides nunca. Ese mismo día, tu mamá, junto con tu abuelita Paty, pudieron verte con detenimiento: los médicos observaron cada parte de tu cuerpo a través de una ecografía y nos confirmaron que seguías creciendo sano. Esa fue nuestra mayor alegría.

Unos días después de nuestra boda, el sábado 8 de octubre, celebramos en Valdesangil, el pueblo de tu abuelo Javi (Viroche, como quiere que lo llames) lo que él llamó La Tornaboda: o sea, ¡una nueva fiesta! Todo el mundo disfrutó mucho.

Además, nuestro hogar poco a poco se va preparando para tu llegada. ¡Ayer instalamos (bueno… nos instalaron) tu armario! Y por lo demás, mamá y papá estamos bien, un poco cansados pues estas semanas están siendo muy intensas, pero muy ilusionados y con ganas de que estés pronto entre nosotros. No te voy a mentir: estamos algo tristes porque mañana se marcha la familia de Chile, pero, si todo va bien, volverán para tu nacimiento.

¡Mateo, tú sigue creciendo y nadando tranquilo dentro de mamá! Mientras tanto, nosotros seguimos preparando todo aquí afuera para que cuando llegues te sientas protegido y a gusto. ¡Te amamos, como diría tu prima Agus, hasta la luna, el sol y las estrellas!