Segunda pista. C.7-Ep.1. El desafío

Querido/a lector/a:

Gracias a la curiosidad de alguno/a de vosotros/as, se ha desbloqueado esta segunda pista, que permite cerrar el capítulo 6, enlazando el episodio C.6-Ep.4. con el C.7-Ep.1. En este post, conoceréis el contenido íntegro de la conversación que, el 31 de marzo de 2018, mantienen Darío y su contacto en el CNI, la persona cuya indentidad conocemos como GAL.

Según aparece en el diario de Darío, en el C.6-Ep.4, unos días antes de ese último día de marzo, GAL se había comunicado con nuestro protagonista para alertarle de que el entramado delictivo de la Emperatriz estaba ‘diversificando’ sus actividades criminales y, además del tráfico de drogas y derivados, estaban siguiendo la pista de algunas actuaciones relacionadas con el sicariato. 

De igual modo, en el documento que da lugar al C.6-Ep.5., presumiblemente escrito por Miguel Ángel, se da a entender que también están comenzando a intervenir en el tráfico ilegal de armamento. Con estas premisas, puede comprenderse la conversación que GAL y Darío mantienen en la tarde del día 31 de marzo de 2018, en un local de Madrid. A continuación, puedes ver un extracto del encuentro que mantienen ambos:

…GAL ya se encontraba sentado en la mesa más recóndita de la pequeña taberna, situado estratégicamente para permanecer oculto ante cualquiera que quisiera adivinar su paradero desde la calle, a través de cualquiera de las ventanas del local.

—Luque, llegas a tiempo, toma asiento —dijo, todavía absorto en sus pensamientos.

GAL estaba tomando una Coca-Cola Zero. Nunca le vi probar una gota de alcohol. Para no desentonar, me pedí un café cortado con edulcorante.

—No puedo demorarme demasiado, así que voy al grano —comenzó—. Como te decía el otro día por teléfono, desde que me pusiste al corriente de los hechos, he intensificado la vigilancia de inteligencia sobre Verónica Mendoza, Miguel López, su hijo y toda la maldita organización. Hemos comprobado que su rastro comienza a asociarse con algunos asesinatos esporádicos que, a pesar de no guardar relación entre sí, comparten cierto modus operandi. Un alto funcionario del gobierno de la República Argentina en Buenos Aires, un agregado de la embajada rusa en Alemania de viaje oficial en Bruselas, un ayudante del fiscal de distrito del Condado de Albany en Estados Unidos… muertes que no responden a motivaciones políticas o económicas concretas, al menos que sepamos en la red de inteligencia, pero que se han sucedido en las últimas semanas con formas de proceder similares. 

Mi contacto iba ofreciéndome información técnica de cómo habían llegado a tales conclusiones y, paulatinamente, mi ánimo fue decayendo. Sin duda, me estaba enfrentando —nos estábamos enfrentando, no puedo olvidarme de Adri— a una red mucho más estructurada y peligrosa de lo que yo había supuesto meses atrás. A esas alturas, haber metido a mi amiga en toda aquella historia ya constituía uno de los mayores errores de mi vida. 

—…en fin, es más que probable que estén buscando entrar en la carrera armamentística, o nuclear, o Dios sabe si en asuntos más graves —prosiguió, en tono profesional—. Ándate con ojo, Luque. Andaos los dos, puesto que ya veo que no vas a ser capaz de mantener a tu amiga al margen… Una cosa más: voy a ayudaros a pesar de que te pedí que la alejaras. Esto se ha convertido en un asunto de relevancia institucional. Pero, cuando todo esto acabe, puedes dar por saldada mi deuda contigo… y nuestra relación profesional.

No me concedió tiempo para replicar. Se despidió con un leve asentimiento de cabeza y una palmada en el hombro, como si quisiera quitar enjundia a sus últimas palabras. Me miró, condescendiente, y se dispuso a marcharse. Antes de alejarse, me miró, sabedor de la mierda que pendía sobre mi cabeza.

—Hoy invitas tú.

Adriana Ibáñez – Javier S. Bernal (I)

Conversación entre Adriana Ibáñez y Javier Sánchez (autor del relato).

Béjar, 22 de agosto de 2018. 18:00 h. «Charlie Comedy Burguer Factory».

Javier (J).- ¡Hola, Adriana! ¡Qué alegría de verte! ¡Siéntate! ¿Qué te pido?

Adriana (A).- Discúlpame, Javier. He subido en el coche y no encontraba sitio donde aparcarlo. ¿Llevas mucho tiempo esperando?

J.- No te preocupes, he llegado hace unos minutos… Bueno, y cuéntame, ¿cómo va todo? No sabía que habías venido a Béjar…

A.- Sí, llegué el miércoles pasado. Me han dado unos días en el bufete y he aprovechado a venir a ver a mi madre. Y tú, ¿cómo lo llevas? ¿Sigues viviendo aquí?

J.- Sí, por el momento, aunque espero que se resuelvan un par de cuestiones entre septiembre y octubre, y cambiar de aires entonces.

A.- (ríe). A ti también se te hace pequeño Béjar, ¿eh?

J.- (risas). 

(Conversación personal)

J.- Bueno, y dime, ¿de qué querías hablarme?

A.- Directo y sin ambajes (ríe). Cómo te pareces a D.J. en eso… Pues te respondo, directa. Espera que saco algunas notas que he traído para que las revises. Estoy muy preocupada por la repercusión que pueda estar teniendo sobre Darío la novelización que estás haciendo de nuestras anotaciones sobre el marrón con el Solucionador.

J.- (Visiblemente preocupado) ¿Es que está teniendo problemas? Estoy tratando de ser lo más fiel posible a vuestros diarios, como le prometí…

A.- Tranquilo, no quería inquietarte. No estoy criticando tu labor: me está pareciendo magnífica. Sé que solo estás cumpliendo el deseo de Darío y siempre bajo sus premisas de veracidad; condiciones que yo acepté. Él fue quien decidió que no modificases los nombres y lugares… entiendo su pretensión de que el relato se convirtiera en un instrumento de presión hacia el Solucionador y su gente. «Si seguís acosándonos, tened por cuenta que la gente sabrá lo que está pasando gracias a Javier«.

J.- ¿Darío o tú tenéis constancia de que el relato haya llegado al entorno del Solucionador? Lamentablemente, mis episodios no están teniendo la repercusión que Darío me pidió… estoy un poco frustrado con eso.

A.- No podemos asegurarlo, pero siento mayor desasosiego por el propio D.J. Ya sabes que, desde lo de Desiré, vive más angustiado que de costumbre con el tema. Por lo que sé, apenas duerme y su situación personal se ha llegado a resentir en su trabajo: ya te pasaré alguna de las últimas sentencias que ha puesto. Parece otra persona. Y, sinceramente, Javier, tengo miedo de que leer tu trabajo sobre su historia aumente la presión sobre él y le acabe pasando una factura seria.

J.- Comprendo… entonces, ¿qué me sugieres? ¿Crees que debo terminar de novelizar el relato?

A.- Yo no soy quién para pedirte eso. En realidad, esto es más un desahogo que otra cosa. Si te ha comentado los últimos acontecimientos, sabes que estamos en un momento realmente delicado. De cómo abordemos los hechos todos los implicados va a depender que nuestros futuros -también el tuyo- vayan hacia un lugar o hacia otro. Solo te pido que seas consciente de esto y tengas cuidado. Sigue siendo coherente con lo que te pidió D.J., pero extrema la cautela, por favor.

J.- ¡Claro! Sabéis que esto lo hago por vosotros y que estoy para lo que ambos necesitéis (sonrío).

A.- Gracias, Javier. Necesitaba sacar esta cosa de dentro con alguien…

(Conversación personal)

A.- Bueno, Javier. Ha sido un placer verte. Gracias por estar ahí y ya sabes, también me tienes para cualquier cosa. Espero que me escribas en septiembre para confirmarme todas las buenas noticias laborales de las que me has hablado. Seguimos en contacto.

J.- Un placer, Adriana. ¡Nos vemos pronto!

Primera pista. C.4-Ep.3. El vínculo

Querido/a lector/a:

Ha llegado el momento de que conozcas una parte del relato «El Solucionador» que no aparece en la historia principal, contada en los diarios de los dos protagonistas. Conecta con la trama que aparece en los episodios 2 y 3 del capítulo 4

Como recordarás, en el C.4-Ep.2, Darío encuentra, estando reunido con su contacto del CNI en un punto de Madrid, una nota firmada por Desiré citándolo para esa misma noche en Salamanca.

Por otro lado, en el C.4-Ep.3, Darío se hace a sí mismo las siguientes preguntas en relación a dicho mensaje: 

¿Cómo habría sabido Desiré que pensaba volver a Salamanca ese mismo día? ¿O acaso no sabía de mi estancia en Madrid y estaba citándome en el lugar en que era más probable que me encontrara? 

Debes saber que, aunque, ciertamente, el texto aparece firmado por Desiré, en la historia no se aclara si quien lo ha escrito y situado en el limpiaparabrisas ha sido efectivamente ella. Esto significa que cabe la posibilidad de que quien lo redactara fuera otra persona o que, incluso, Desiré lo hubiera creado con anterioridad y confiara a un tercero el encargo de seguir a Darío y colocar la nota en su coche.

De esta forma, las preguntas de Darío cubren, en realidad, todas las posibilidades: de un lado, sería posible que el mensaje fuera escrito por Desiré sabiendo que nuestro protagonista estaba en Madrid, «obligándolo» así a volver a Salamanca o, de otro, que hubiera sido ideado previamente y dispuesto en el coche de Darío, posteriormente, por otra persona (siendo posible, entonces, que Desiré no supiera el paradero de nuestro protagonista en ese día concreto). En este ultimo caso, se abre un interrogante: ¿qué persona habría situado el mensaje en el limpiaparabrisas?

Si te animas, puedes dejar, en un comentario a este post, tu opinión al respecto.

Espero que esta pista te ayude a seguir la historia y te mantenga atent@ a próximos episodios.

P.D.: Esta pista ha sido desbloqueada gracias a un comentario que me ha hecho llegar una lectora del relato. ¡Buen trabajo, y… gracias!