Salamanca. 12 de octubre de 2022.
¿Qué sucede, entonces?
Las palabras no siguen las órdenes de la lógica; más bien al contrario, orquestan su propia danza, indómita y desacompasada. Las ideas pugnan contra la negrura de una incógnita irresoluta, no buscada, impertérrita.
Inexplicable, mas habitual y concreto.
Los paisajes se marchitan, se tornan agrestes en la soledad de la página en blanco. Las voces se apagan. La imaginación busca resurgir; latir, fútilmente, petrificada ante lo imposible y las lágrimas se congelan en el desierto del tedioso discurrir de cada intento infructuoso.
Incapaz, ignorante, ingenuo… incluso impostor.
Los personajes no encajan, los sentimientos se muestran impostados, artificiales. Los hechos se zancadillean entre sí, impidiendo que la narración pise firme y segura. La creatividad no puede desembarazarse del velo de la duda. Y la frustración le gana la contienda al entusiasmo.
Tal vez sí… o seguramente no. Tal y como lo vivo, lo cuento.