Diario de un orate (XII): dilemas

No oculto que he sentido un cierto placer al escuchar esta madrugada el reventón húmedo que nos ha regalado una tormenta de granizo. Experimento igual satisfacción al seguir el noticiario cada día: pandemia, inflación, incendios, cambio climático, precios de la energía, viruela del mono. No se me malinterprete: no busco la destrucción de la especie, soy un simple observador objetivo de la decadencia acelerada a la que hemos sometido al planeta; un cronista del principio del fin.

Imagino, avezado lector de estas páginas, que, tras esta prolongada ausencia, desearás conocer el estado de mi investigación; de mi ‘opera magna’. He centrado mis pesquisas y mis experimentos en comprobar cómo estimular ese cinco por ciento de nuestra capacidad cerebral que la mayoría de humanos no es consciente de poseer: fármacos, sugestión, electroestimulación.

Una vez concluidos los ensayos podré demostrar que ese porcentaje está reservado a lo que conocemos como intuición, la cual no es una mera facultad instantánea, sino que es el resultado de una red de complejos procesos cognitivos y sensoriales que se originan en esta reserva intelectual: adecuadamente potenciados, pueden dotar al sujeto de habilidades aún hoy inenarrables: ¿es capaz el ser humano de proyectar su consciencia en dos lugares físicos al mismo tiempo? ¿es posible alterar el estado físico de los objetos, hablar a la perfección un idioma sin haberlo aprendido —siguiendo las técnicas actualmente conocidas de estudio o inmersión— antes? ¿puede trasladar, a su voluntad, su masa corporal de forma instantánea? ¿tiene la facultad de conocer el pasado y el futuro como si hubieran sido vividos por sí mismo? ¿acaso cada ser humano goza de una energía trascendente cuya suma a la de sus congéneres conforma lo que se ha conceptualizado como la divinidad?

Me doy cuenta, con desolación, de que me estoy haciendo mayor. No comprendo por qué he revelado tanta información en esta entrada, tras haber guardado severo hermetismo en los últimos años. ¿Qué me está sucediendo? Quizás no soy tan distinto a mis coetáneos y solo busco alguien que comprenda mi labor, conserve mi legado y culmine mi proyecto...

He tenido conocimiento, a través de mi contacto en el exterior, de que tras acudir a la Universidad, algunos de mis ‘colegas’ se interesaron por mi presencia: no pasé tan desapercibido como creí. Estoy convencido, asimismo, de que ella les ha contado los fundamentos de mi trabajo, pues comienzo a tener dificultades para proveerme de lo necesario para continuar. Espero que, al menos, nadie haya descubierto mi ubicación.

¿Está el mundo preparado para asimilar la verdad absoluta? El éxito es de los valientes y yo tengo la inteligencia y la voluntad para llegar hasta el final, pero empiezo a sentirme tan cansado…

Cambio y corto.

Publicado por

Javier Sánchez Bernal

Licenciado en Derecho, Máster Universitario en Corrupción y Estado de Derecho y Doctor por la Universidad de Salamanca. Líneas de investigación: Derecho penal económico, Derecho y deporte, corrupción pública y privada. Proyecto de escritor.

5 comentarios en «Diario de un orate (XII): dilemas»

  1. ¡Hola, Javier! Veo que este tórrido agosto te ha mantenido trascendente, ja, ja, ja… Espero que aún así lo hayas disfrutado. Yo, la verdad, apenas veo los informativos, todos me parecen la misma sucesión de escaleta y dogmas institucionalizados que tienen más de propaganda y adoctrinamiento que información. Pero ese es otro tema.
    Si te soy sincero, ojalá nunca lleguemos a descubrir esa verdad absoluta que comentas. ¿Te imaginas tener la certera respuesta a las Grandes Preguntas? Pienso que sería el fin de la Humanidad. Borraría de un plumazo lo intangible, las dudas, las creencias, la fe, la esperanza, la ilusión, los sueños, la fantasía… Todo quedaría reducido a lo tangible y, con ello, llegaría la gran apatía primero y la desidia después. Un abrazo!

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    1. ¡Hola, David! Yo también espero que las predicciones que hace este personaje mío no se cumplan o no llegar a saberlas, ja,ja.
      Y ciertamente yo tampoco veo los telediarios. Demasiadas desgracias concentradas en pocos minutos.
      Espero que hayas descansado y vuelvas a El Tintero con más fuerza que nunca. ¡Pronto participaré en el reto! ¡Un abrazo y gracias por el comentario!

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