En el Edén

Imágenes tomadas de ‘El Blog de Lídia’. Montaje propio.

Abrí los ojos, aturdido. Ante mí, sobreponiéndose a una onírica neblina, se abrió majestuosa la presencia de un crómlech, como los que tantas veces había estudiado en mis años de mocedad como profesor universitario.

Me acerqué, entusiasmado, para descubrir en su centro una fuente, construida íntegramente en ópalo, de la que brotaba un agua límpida y cristalina. A un lado, al final de un pequeño riachuelo, contemplé un arbusto con extrañas flores color turquesa, parecidas a la Hibbertia, pero con seis pétalos de tamaño regular.

De súbito apareció ella; rodeada de un halo dorado. Y lloré, desconsolado, hasta que desperté.

(100 palabras sin contar el título)

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He creado este microrrelato para el reto mensual «Escribir Jugando» del mes de enero de 2023 propuesto por Lídia Castro en su blog. Me he inspirado tanto en la carta como en la imagen del ópalo y he tratado de seguir también el desafío opcional. ¡Espero que os guste!

Metamorfosis

Imágenes tomadas de ‘El Blog de Lídia’. Montaje propio.

Desde su juventud se había sentido llamada a cambiar el mundo. Ahora, a sus noventa años de edad y con su salud seriamente deteriorada –apenas podía caminar espacios cortos con ayuda de un bastón de madera de diseño rústico, roído por el desgaste–, daba vueltas al cheque nominativo que le había llegado por correo postal certificado la tarde anterior.

Releyó la nota que lo acompañaba: Señora Lúpez. Le hago entrega de esta pequeña aportación para que pueda cumplir su sueño. Espero que le sea de ayuda. Con afecto, Marcelo Manríquez.

Sintió una energía renovada. Tomo su teléfono y marcó.

(100 palabras sin contar el título)

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He creado este microrrelato para el reto mensual «Escribir Jugando» del mes de diciembre propuesto por Lídia Castro en su blog. Me he inspirado tanto en la carta como en la cara del dado («bastón») y he tratado de seguir también el desafío opcional. ¡Espero que lo disfrutéis!

La confesicina

Cada día me resulta más tedioso trabajar junto a ese par de merluzos. Y ese necio del Superintendente Vicente… ¡me saca de mis casillas! Pero queda menos para cumplir con éxito la misión que me fue encomendada…

Lo cierto es que cuando me infiltré los dos agentes formaban parte de un cuerpo de espías de élite. Mortadelo era un as del subterfugio; especialmente hábil para mimetizarse con el entorno: rápido, sigiloso, tenaz. Por su parte, el señor Filemón destacaba por sus excelsas dotes de negociador: templado, diplomático y con ojo clínico para la planificación estratégica.

Ahora, sin embargo, ya los ven: un patán con dos pelos, esmirriado y sin dos dedos de frente y un subalterno infantil y estólido que juega a disfrazarse como si su vida fuera un miserable carnaval. Ellos son mi mejor “invento”; el único que, desde que se me conoce como el profesor Bacterio, no ha resultado un fiasco.

No puedo revelar para quién trabajo ni cuáles son los objetivos que debo alcanzar, pero sí mencionaré que estoy cerca de dinamitar la organización desde dentro. Debo reconocer que mi jefe, bajo esa apariencia casi pueril de hombre cegaruto y bonachón, esconde una inteligencia sublime, si bien sigue extrañándome la familiaridad con la que se refiere a los miembros de la T.I.A., como si los conociera de antiguo o provinieran de un mismo lugar.

Pero… me estoy yendo por las ramas. Debo planificar sin demora mi sabotaje a la próxima misión disparatada de estos zafios.

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Imagen tomada de ‘El Tintero de Oro’

He ideado y presento este relato breve, de 248 palabras, para el Microrreto: El villano como protagonista propuesto por David Rubio en su blog, ‘El Tintero de Oro’ en noviembre de 2022. ¡Espero que os guste!